Medio natural

La fauna y la flora que se puede observar el Grávalos se corresponde con un clima mediterráneo, seco y caluroso en verano y “suave” en invierno, con precipitaciones muy estacionales. Por lo tanto, el paisaje que podemos observar saliendo del núcleo urbano hacia cualquier dirección, está modelado por estas características.

Árboles como encinas, sabinas, pinos y matorrales como romeros y tomillos no son más que un claro ejemplo de lo que comentamos, una vegetación perfectamente adaptada al medio desde las últimas glaciaciones hace más de 12.000 años.

El caso de los pinos es diferente pues aún cuando crecen en este ambiente perfectamente, son el resultado de sucesivas repoblaciones, algunas se remontan a los años 30-40, destinadas al cultivo de madera. En anteriores siglos estos terrenos pudieron ser utilizados para el pastoreo o incluso ser cultivados, según las necesidades de cada época.

En las vegas, cercanas a los arroyos, la vegetación es de hoja caduca, como el chopo o el sauce que se ven beneficiados por la mayor humedad. También es en estas zonas donde las huertas y frutales se encuentran por doquier, por la misma razón.

Es muy interesante observar el gradiente que se detecta desde el centro urbano hacia el exterior. En las áreas más cercanas, donde está el mejor suelo, es donde se encuentran la mayoría de huertas y frutales, conforme nos alejamos nos encontramos los almedrales situados en peor suelo y por último las zonas de matorral bajo, destinadas exclusivamente al pastoreo y los montes poblados por bosques de encinas y cultivos forestales de pinos.

También explica esta situación la mayor pendiente hacia el exterior que dificultaría el cultivo de huertas, pasto u otras finalidades de este tipo.

Almendros Grávalos

La fauna, característica del área mediterránea, tiene como principal exponente a las rapaces, debido a su escasez y singularidad. Cualquier día del año es posible observar buitres leonados por encima del pueblo, ratoneros y cernícalos. Durante el verano se suman el alimoche, el águila calzada, los milanos y otros.

Dentro del pueblo siempre nos acompañan los tordos y gorriones, así como lavanderas, colirrojos y muchos más. Es en la época estival cuando la compañía de golondrinas y aviones alegra las mañanas y atardeceres con sus cantos y reflejos azulados junto a nuestras ventanas, donde sitúan sus nidos. Por la noche es el momento de los autillos, que nos acompañan con su ulular las cortas noches de verano.

Es muy importante también la fauna reservada para la caza y también para el placer del visitante, como las perdices, conejos, ciervos, jabalíes y otros que hacen las delicias de los comensales y el divertimento de los cazadores.

En otro tiempo más abundantes, han sufrido el cambio, como el resto de especies no cinegéticas, que el uso del suelo ha tenido en las últimas décadas, donde el abandono de las prácticas tradicionales agrícolas y ganaderas ha sido desgraciadamente generalizado.

Este desequilibrio en el ambiente puede provocar a largo plazo, la extinción de las especies que no se logren adaptar a estos cambios bruscos.

Como prueba de la calidad ambiental del término de Grávalos está el hecho de poderse observar todavía muchas de estas especies, que os invitamos a tratar de encontrar en reconfortantes paseos por las huertas y montes que nos rodean.